Brisa

Este libro es como un aire suave que en algunas circunstancias suele tomar dos direcciones opuestas. Así define la RAE la brisa. Una dirección es la de la ficción, la fabulación, y otro el de la realidad recreada, la que se consigue a partir de lo que sabemos y los sentidos nos dicen. Como sucede con la brisa, pretendemos que la interacción de ambas sea estimulante. La primera parte la constituyen retazos de relatos modo de cuentos o capítulos de lo que un día serán...
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Este libro es como un aire suave que en algunas circunstancias suele tomar dos direcciones opuestas. Así define la RAE la brisa.
Una dirección es la de la ficción, la fabulación, y otro el de la realidad recreada, la que se consigue a partir de lo que sabemos y los sentidos nos dicen. Como sucede con la brisa, pretendemos que la interacción de ambas sea estimulante.
La primera parte la constituyen retazos de relatos modo de cuentos o capítulos de lo que un día serán historias completas. El autor no quiere que pase el tiempo sin que el lector disponga de ellos, al igual que, salvando las distancias, García Márquez hacia con la triste Eréndira o con el coronel Aureliano Buendía, el padre de La hojarasca, que aparecieron en relatos hasta que fueron protagonistas de sus propias historias.
La segunda no son fabulaciones sino visiones de lugares que en un futuro constituirá un libro con entidad propia de viajes y de sitios. Visiones especiales desde un ángulo inédito.