Comentario Biblico Libro de Los Hebreos

Cuando leemos La Carta a los Hebreos nos damos cuenta de que es diferente del resto del Nuevo Testamento. En las biblias antiguas espa#65533;olas se le#65533;a que era del ap#65533;stol Pablo, pero en las m#65533;s recientes se la deja como an#65533;nima. Tampoco sabemos a qui#65533;nes iba dirigida, porque el t#65533;tulo < A los Hebreos#65533; se le puso m#65533;s tarde, a falta de otro. De los hebreos de Palestina tenemos muchos reportajes gr#65533;ficos en los Evangelios y en el...
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Cuando leemos La Carta a los Hebreos nos damos cuenta de que es diferente del resto del Nuevo Testamento. En las biblias antiguas espa#65533;olas se le#65533;a que era del ap#65533;stol Pablo, pero en las m#65533;s recientes se la deja como an#65533;nima. Tampoco sabemos a qui#65533;nes iba dirigida, porque el t#65533;tulo < A los Hebreos#65533; se le puso m#65533;s tarde, a falta de otro. De los hebreos de Palestina tenemos muchos reportajes gr#65533;ficos en los Evangelios y en el Libro de los Hechos; pero aqu#65533; ni siquiera se mencionan los fariseos y los saduceos, los romanos y los publicanos, el sanedr#65533;n y el templo, entre otras muchas cosas que esperar#65533;amos; y s#65533; se habla de otras de las que no trata ning#65533;n otro libro del Nuevo Testamento, como el Sacerdocio de Melquisedec, el Tabern#65533;culo del desierto, el D#65533;a de la Expiaci#65533;n y el mismo Nuevo Testamento. Esto nos hace suponer que los cristianos del pueblo de Israel a los que se dirige este #65533;mensaje de aliento#65533; (13:22) -porque no cabe duda que se escribi#65533; para jud#65533;os que hab#65533;an aceptado a Jes#65533;s de Nazaret como el Mes#65533;as- no eran los de Palestina, sino los de la di#65533;spora, a los que pertenecer#65533;a tambi#65533;n el autor. Estos jud#65533;os, aunque manten#65533;an contacto con #65533;la madre patria#65533;, hab#65533;an olvidado ya hac#65533;a mucho tiempo el hebreo y el arameo, y usaban en sus sinagogas la traducci#65533;n al griego que se hab#65533;a hecho hac#65533;a ya tres siglos de las Escrituras del pueblo de Israel, entre las que inclu#65533;an otros libros que ya se hab#65533;an escrito originalmente en griego, algunos de los cuales hered#65533; la Iglesia Primitiva. Este es el ambiente en el que nos introducimos cuando leemos La Carta a los Hebreos. Para explorar sus secretos necesitaremos un gu#65533;a experto en los vericuetos del juda#65533;smo 6 HEBREOS del per#65533;odo intertestamentario; alguien que nos explique las palabras, alusiones, leyendas y t#65533;cnicas interpretativas de aquellos hebreos que viv#65533;an en tres mundos: el de la Ley de Israel, el de la filosof#65533;a griega y el del Imperio Romano. Y somos muy afortunados; porque #65533;es verdad que tenemos el gu#65533;a ideal que necesit#65533;bamos y que nos conven#65533;a tener#65533; William Barclay. A sus reconocidas dotes de comunicador, adjunta aqu#65533; sus conocimientos enciclop#65533;dicos de la antig#65533;edad cl#65533;sica, que fue su primera carrera universitaria; y, sobre todo, de la lengua y cultura helen#65533;stica, de lo que era profesor en la Universidad de Glasgow. Con su estilo conversacional caracter#65533;stico nos reconstruye ese periodo que, nos dice, #65533;los cristianos debemos estudiar con inter#65533;s especial; porque, si sus enemigos hubieran conseguido destruir totalmente la fe de Israel, como se propusieron, #65533;c#65533;mo se habr#65533;an hecho realidad las promesas de Dios?#65533;En muchas cosas se identifican el autor y el comentarista de La Carta a los Hebreos. A William Barclay tambi#65533;n se le puede aplicar, lo que #65533;l dice de aqu#65533;l: #65533;El autor de Hebreos llega aqu#65533; a las consecuencias pr#65533;cticas de todo lo que ha estado diciendo. De la teolog#65533;a pasa a la exhortaci#65533;n pr#65533;ctica. Es uno de los te#65533;logos m#65533;s profundos del Nuevo Testamento, pero toda su teolog#65533;a est#65533; gobernada por el sentido pastoral. No piensa s#65533;lo para sentir la emoci#65533;n de la aventura intelectual, sino para apelar con m#65533;s fuerza a los hombres para que entren en la presencia de Dios.#65533;Tampoco tienen los dos nada m#65533;s que un #65533;tema#65533;, que es Jes#65533;s, al Que nos presentan en esta cantera inagotable de piedad y doctrina cristiana como El gran Pastor de las ovejas, Nuestro Precursor, El Pionero de nuestra Salvaci#65533;n, Ministro del Santuario, El Autor y Consumador de nuestra Fe, Rey y Sumo Sacerdote supremo, Ap#65533;stol de nuestra Confesi#65533;n, Sacrificio definitivo e irrepetible, y otros t#65533;tulos gloriosos que s#65533;lo Le pertenecen a #65533;l, que podremos saborear y asimilar en la lectura y estudio de este libro.