Cuentos, Fabula, y Relatos De Carlos Avila Ceja |
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Author:
| AVILA CEJA, Carlos AVILA CEJA, Pedro Carlos |
ISBN: | 978-1-5496-6590-5 |
Publication Date: | Sep 2017 |
Publisher: | Independently Published
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Book Format: | Paperback |
List Price: | USD $125.00 |
Book Description:
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Danilo, un jovencito de apenas catorce años de edad se detuvo frente a la finca de una ex hacienda pulquera aparentemente abandonada del estado de Tlaxcala; las puertas de madera apolillada y una cantidad de hojarasca seca proveniente de los árboles cercanos, incluyendo de una gigantesca higuera, inunda los arcos de la entrada del otroro cómodo pasillo. ...Ahí le sorprendió la noche, y no teniendo a donde ir, decidió buscar un sitio más seguro que la intemperie para dormir, así que...
More DescriptionDanilo, un jovencito de apenas catorce años de edad se detuvo frente a la finca de una ex hacienda pulquera aparentemente abandonada del estado de Tlaxcala; las puertas de madera apolillada y una cantidad de hojarasca seca proveniente de los árboles cercanos, incluyendo de una gigantesca higuera, inunda los arcos de la entrada del otroro cómodo pasillo. ...Ahí le sorprendió la noche, y no teniendo a donde ir, decidió buscar un sitio más seguro que la intemperie para dormir, así que buscó un rincón; cortó una rama y la utilizó de escoba para barrer las hojas; hizo un gran montón y les prendió fuego con una vela... Prendieron con facilidad, pronto el lugar se llenó de humo que ahuyentó a culebras, lagartijas, ratones, murciélagos, cucarachas......Colocó su mochila en el rincón limpio y puso la vela sobre un ladrillo desbalagado en el piso; Cuando el humo se disipó, Danilo se sentó en el piso mordisqueando un bolillo que saco de una bolsa de su amplio pantalón estilo "cholo"....Anocheció y amaneció el nuevo día; Las seis de la mañana; levantó su mochila de lona; se sacudió el polvo y se alisó un poco el pelo... Después salió decidido a buscar un sitio para lavarse; Encontró un ojo de agua cristalina bajo la higuera que surtía de hojas de "Su nuevo dormitorio", ahí se lavó; se cambió de ropa y extrajo de la mochila un costalito de lona amplio de color verde; metió todas sus pertenencias y las escondió entre los matorrales; luego se marchó silbando una melodía por el camino de tierra colorada.A Gorgonio le causo hilaridad el que "el Cora" se diera un tiro en la cabeza apenas iniciado el juego, y queriendo explicar y quedar bien con sus compinches, tomó la pistola que aún tenía bien agarrada con su mano ya tiesa "el Cora", y sin revisarla, pues suponía, que como era costumbre solo la habían cargado con una bala. Así que la levantó y la fue llevando lentamente a la cabeza, mientras reía jocosamente, y dijo --¡Así le hizo el guey!!--... Y también se disparó una segunda bala que algún mal intencionado colocó en la pistola de cañón recortado.El capo Gorgonio se sorprendió en seco por el estallido del arma y se fue al suelo rígido como tabla, con los ojos muy abiertos. Pero que no fueron lo suficientemente aptos para revisar la pistola. Aún así, en un último gesto, con furia inusitada, les mentó su madre a todos los presentes con los que antes quería quedar bien, porque suponía que entre ellos, de seguro estaba el desgraciado que cargó el arma con una bala de más.Gorgonio fue enterrado con los ojos del tamaño de un plato, pues sus compinches no permitieron que nadie se los cerrara. Todo para que sirviera de ejemplo y además para que recordara, si es que pudiera hacerlo en el más allá, que los ojos son para revisar y ubicar los peligros, especialmente en las pistolas.El Cora y Gorgonio fueron enterrados el mismo día, sin Misa, y sin velorio... ni tampoco tendrían Novenario, pues no era conveniente que se supiera las condiciones estúpidas en las que habían perdido la vida.Ese día viernes, y el siguiente sábado, comió leche con pan, el domingo, ya no tuvo para comprar leche, y solo comió pan...El lunes, por la mañana, descolgó su ropa del tendero, pues la lavó, y el domingo, anduvo encuerado, todo el día, haciéndolo dentro del cuartucho de vecindad, se tomó un café, y para no variar, se comió la última pieza de pan. Luego, estuvo alisando su ropa, con ella puesta, lo hizo, con las manos, esto, durante un buen rato, así, hasta que, más o menos, no se vio tan arrugada... Luego, salió rumbo a la que le parecía una esplendorosa panadería... iba recitando varias frases de entrada, las más adecuadas para pedir empleo, a la vez, que se veía, en los aparadores de cristal de las tiendas que había en su camino. Pasó por un Templo, y aunque no sabía rezar, estuvo ahí, rogando, porque alguien intercediera por él y lo ayudara a conseguir el empleo. Después salió y caminó con el sol matinal de frente, después de caminar por algunas calles,