Distinta Personalidad

--Mamá, ¿sabes donde he dejado mi sombrero? No lo encuentro por ningún lado. --No lo sé, cariño. ¿Has mirado en el armario de la entrada? --No. Iré por si me lo dejé ayer cuando regresé de mi vuelta por el parque. Ya lo encontré. Tenías razón, allí estaba. Está el sol muy alto para ir sin él a pasear a Rufus. ¿Quieres acompañarme, mamá? --Eh. Perdona, no te he escuchado. ¿Me comentabas algo? --Nada, que voy con Rufus a la...
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--Mamá, ¿sabes donde he dejado mi sombrero? No lo encuentro por ningún lado.

--No lo sé, cariño. ¿Has mirado en el armario de la entrada?

--No. Iré por si me lo dejé ayer cuando regresé de mi vuelta por el parque.
Ya lo encontré. Tenías razón, allí estaba. Está el sol muy alto para ir sin él a pasear a Rufus. ¿Quieres acompañarme, mamá?

--Eh. Perdona, no te he escuchado. ¿Me comentabas algo?

--Nada, que voy con Rufus a la calle.

Cerré la puerta del pequeño apartamento donde vivíamos mi madre y yo solas. Hacía un año que mi padre había muerto cuando su corazón dejó de latir mientras dormía. Fue un shock para nosotras porque él era el punto de unión entre las dos. Derrochaba simpatía y entusiasmo por la vida. Contaba solo con cuarenta y nueve años. Mi madre es dos años más joven, pero su carácter es más austero e introvertido, aunque después de quedarnos sin él, volvimos a acercarnos por la necesidad de la convivencia.

Rufus es nuestra mascota; lo compramos hace nueve meses cuando era un bebé, ahora ya no es un cachorro juguetón, sino, un perro enorme San Bernardo. Nos hace mucha compañía, no obstante, casi no cabemos en la casita tan pequeña donde vivimos. Estamos en San Francisco. Mamá encontró un trabajo de secretaria por las mañanas en el bufete donde trabajaba mi padre. Este año me han concedido una beca para estudiar en Hardware la carrera de abogada. Deseo llegar a lo más alto y ser Jueza. La justicia la he vivido a través de mi padre. Él era el defensor de los más débiles y sin recursos. Todos sus clientes le adoraban y los compañeros de profesión. Fue un golpe muy duro perderlo tan repentinamente de la noche a la mañana.