El Juguete Rabioso

Los orígenes de El juguete rabioso se remontan a 1919, cuando Roberto Arlt comenzó a escribir una novela titulada La vida puerca. Sus amigos cuentan que iba con el manuscrito en los bolsillos y que aprovechaba cualquier situación para realizar lecturas a viva voz de los fragmentos que iba componiendo. Terminará la redacción de su novela un lustro más tarde, entre Córdoba, donde hace el servicio militar, y Buenos Aires, donde regresa en 1924, con su esposa Carmen...
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Los orígenes de El juguete rabioso se remontan a 1919, cuando Roberto Arlt comenzó a escribir una novela titulada La vida puerca. Sus amigos cuentan que iba con el manuscrito en los bolsillos y que aprovechaba cualquier situación para realizar lecturas a viva voz de los fragmentos que iba componiendo. Terminará la redacción de su novela un lustro más tarde, entre Córdoba, donde hace el servicio militar, y Buenos Aires, donde regresa en 1924, con su esposa Carmen Antinucci, tuberculosa y provinciana, y su hija Mirta de un año de edad.
A finales de 1924 La vida puerca ya había sido rechazada por dos editoriales, Gleizer y Claridad, la primera con prestigio de seria y cuidadosa, la segunda volcada en la publicación de novela social comprometida en ediciones baratas y muy poco cuidadas («horrendas», decía Julio Cortázar).
Roberto Arlt no dio su brazo literario a torcer. De manera que por intermediación de un amigo, logró entrevistarse con Ricardo Güiraldes, sólo cuatro años mayor pero ya escritor célebre y rico aristócrata, y viva voce le recitó La vida puerca. Güiraldes, tras conocer la obra de aquel impetuoso escritor, apreció exactamente su valor y se ofreció a publicarla en la editorial Proa, que dirigía junto a Borges. Aunque no pudo cumplir este ofrecimiento, Güiraldes revisó y corrigió el manuscrito, convirtió a Roberto Arlt en su secretario a tiempo parcial, le abrió las puertas de tertulias y le sugirió que cambiara el título de la novela por uno menos agresivo.
El juguete rabioso es relato autobiográfico, aunque de una manera compleja. Con el mismo cinismo socarrón que recorre su relato «El escritor fracasado», Roberto Arlt volcó en su primera novela algunos de los traumas de su infancia y de su juventud, desde la pobreza de sus orígenes, los pequeños hurtos y los trabajos miserables, el fracaso escolar, la voluntad despótica del padre, el culto sagrado ―vano e irracional, por tanto― por los libros, la adquisición desordenada y desesperada de conocimientos pseudocientíficos como vía para lograr el reconocimiento de los amos (militares, escritores, burgueses) o para acertar con un invento revolucionario que le sacara de pobre.
Parodia de novela de formación, el protagonista aúna la ingenua perplejidad de Woyzeck, con la picardía del Lazarillo, el vitalismo terrorista de Rocambole y el asco por la vida del miserable antihéroe de Las memorias del subsuelo, para convertirse en un personaje inolvidable, Silvio Drodman Astier, lector compulsivo de los folletines de Ponson du Terrail, es adolescente lumpen que trata inútilmente de elevarse por encima de sus orígenes y que después de fracasar en todos sus proyectos, incluido el suicidio, descubre que sólo traicionando sus orígenes podrá aspirar a entrar en las filas de la clase media..., cuyo representante (el Ingeniero) le escupe a la cara al saber de su traición.

En esta edición hemos reproducido con la máxima fidelidad posible el texto original de la Editorial Latina (1926). Al final de la novela, el lector encontrará un «Glosario» con la definición de las palabras que ofrecen alguna particularidad idiomática (lunfardismos, americanismos, palabras en desuso, etc.).
Ofrecemos, además, dos anticipos de Vida puerca, título primigenio de El juguete rabioso, aparecidos en revistas bonaerenses: «Recuerdos del adolescente», incluido en Babel. Revista de artes y letras (1922); y «El poeta parroquial» (1925), publicado en Proa (n.º 10).
Por último, nos ha parecido interesante incluir la «Nota editorial» escrita por Roberto Arlt para la segunda edición de El juguete rabioso en Claridad (1931).