Pecados

Cuando la vida pone contra la pared al ser humano, éste ha de decidir cómo resuelve el problema. A veces, de su decisión se derivan consecuencias importantes. En otras ocasiones, éstas resultan terribles y definitivas.Los pecados no tienen que ver realmente con una cuestión religiosa. El término es mucho más amplio en su acepción. Su verdadero contenido está compuesto de emociones inconfesables y de decisiones personales equivocadas. Pero ¿qué es el ser humano, sino alguien que se...
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Cuando la vida pone contra la pared al ser humano, éste ha de decidir cómo resuelve el problema. A veces, de su decisión se derivan consecuencias importantes. En otras ocasiones, éstas resultan terribles y definitivas.Los pecados no tienen que ver realmente con una cuestión religiosa. El término es mucho más amplio en su acepción. Su verdadero contenido está compuesto de emociones inconfesables y de decisiones personales equivocadas. Pero ¿qué es el ser humano, sino alguien que se emociona cada día, que se pliega a sus más bajos instintos con la naturalidad que siempre mostró y que se equivoca de manera repetida?Una familia puede ser el núcleo más adecuado para dotar de felicidad al individuo. Pero también puede ocurrir que el seno de la familia, sea la constatación de la existencia del infierno en la tierra y de la más terrible de las pesadillas.La familia Fonseca es el paradigma de esto último. La primera decisión errónea fue formalizarla, pero una vez consolidada, solo puede desembocar en algo tan maligno que no va a detenerse ni modificar su rumbo. Será como una bola de nieve rodando pendiente abajo desde la cumbre de la montaña. Ser miembro de esa familia puede considerarse en algún momento como un privilegio y hasta como una suerte. La realidad posterior es bien diferente. La vida personal de cada uno de sus miembros, ha resultado ser una lucha descarnada por salir adelante, teniendo que pagar a cambio, el duro precio que se les pide. Ninguno de ellos dará un paso atrás cuando tiene que cometer sus primeros pecados. Todos pueden contarlo y salir con bien en esa época, pero cuando sus vidas se unen bajo el techo común de la casa, todo se va al traste y cambia de manera radical. Entre ellos se levanta la veda. La lucha de odios, de egos, de intereses y maldades da comienzo. Los pecados comunes «en el significado más amplio del término» se mezclan con los individuales y todos se superan para hacer desaparecer las pocas inhibiciones que algún día pudieron tener. A partir de ahí, el núcleo familiar se convierte entonces en el campo de batalla de las emociones más reprobables, de las más peligrosas, de las consecuencias más imprevisibles y del más fatal de los resultados. Lo peor que anida en el interior del ser humano se da cita allí y estalla en mil pedazos entre las cuatro paredes del hogar de los Fonseca.