Templarium

Hubiese resultado algo menos que improbable, que en algún momento los autores acometieran un proyecto literario relacionado con la orden de los soldados del templo del rey Salomón (caballeros templarios), si no se unieran un grupo de factores que indujeran a llevar a cabo el mismo.En esencia, en una reciente visita por los monasterios, conventos, catedrales y monumentos históricos en Portugal, se dio el caso, que en el programa estaba incluida la visita al monasterio del Cristo, en la...
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Hubiese resultado algo menos que improbable, que en algún momento los autores acometieran un proyecto literario relacionado con la orden de los soldados del templo del rey Salomón (caballeros templarios), si no se unieran un grupo de factores que indujeran a llevar a cabo el mismo.En esencia, en una reciente visita por los monasterios, conventos, catedrales y monumentos históricos en Portugal, se dio el caso, que en el programa estaba incluida la visita al monasterio del Cristo, en la ciudad de Tomar, construido bajo la dirección del legendario maestre templario y héroe portugués Gualdim Pais, hacia mediados del siglo XII. Este viejo edificio: fortaleza, convento, iglesia y las mil funciones que debía tener una construcción medieval de este tipo, acogió la Orden de los caballeros del Cristo, esto es, en lo que devinieron los caballeros templarios de este país, y según algunos, hasta de otros países europeos, que huyeron de las persecución a que fue sometida la orden militar-religiosa después de los trágicos eventos relacionados con su supresión, a principios del siglo XIV.Aquello que pudo ser considerado como una Apocalipsis templaria, al menos en Francia, y en menor medida en Italia, España y otros países europeos, no se llevó a cabo de igual forma en Portugal, donde un rey racional consideró conveniente mantener la orden, o una similar, bajo su égida, para proteger costas y fronteras en épocas, donde lo común eran las guerras, no la paz.De manera, que visitar un edificio tan antiguo y emblemático, y rodeado de tanta historia, también sus lugares adyacentes y una ciudad donde se respira un ambiente templario hasta en los dibujos incrustados en las aceras con cruces de la orden, hubiese sido suficiente para emprender con ello todo un proyecto literario, sin embargo, este no era nuestro objetivo, pese a que durante ese tiempo visitamos toda una serie de viejos monumentos relacionados con la historia medieval de Portugal.Una vez recopiladas las notas y fotos sobre la estancia en el país luso, se decidió publicar algo al respecto en las redes sociales, lo que contribuyó a que se recibieran numerosas muestras afectivas de estímulo para desarrollar un proyecto novelístico sobre la orden templaria, que es el que presentamos. La novela en cuestión se ubica en Lisboa, capital de Portugal, donde se reúnen un grupo de personalidades relacionadas con la iglesia y las órdenes nobiliarias, cuyo fin es la búsqueda de una reliquia perteneciente al último maestre de la orden del temple: Jacques Molay, martirizado en la hoguera frente a la catedral de Notre Dame de París, en 1314, y la posible existencia de una descendiente directa y consanguínea del mismo.En este marco geográfico, principalmente en Lisboa, es que ocurren los singulares acontecimientos de la trama, contentiva de dramáticos hechos que se suceden unos tras otros en un escenario aparentemente místico, sin que aparezca una solución racional de los mismos, por lo que con frecuencia el contenido se retrotrae en el tiempo, como es necesario en una narración que con relativa frecuencia hace alusión a épocas históricas pasadas, empapadas de secretos y misterios aún por resolver.La capital lusa es como un imán que aún atrae a los nostálgicos y ojala este encanto sublime, que emana de sus viejas edificaciones, sus siete colinas, y del estuario del ancho río Tajo en su desembocadura en el océano, no se pierda con el tiempo en una época globalizada y abierta a un turismo, a veces excesivo e incontrolable.Por último, recordar como es norma de los autores en sus obras, el tratar de respetar el marco histórico-geográfico al máximo, sin que con esto se aparte la ficción, en que se incluyen pasajes recogidos en la historia envueltos en sucesos que ocurrieron, o pueden haber ocurrido, y que no están ajenos a las interpretaciones individuales de cada cual, según su lente de enfoque personal